Se trata de circunstancias muy riesgosas, porque basta que solo una persona sea portadora de la enfermedad para generar un gran foco de contagios.
El Covid-19 aún no se ha ido y sigue generando un alarmante aumento de casos de la enfermedad a nivel nacional. Así lo han demostrado las estadísticas epidemiológicas en las últimas semanas y días, y la realidad vivida en hospitales y clínicas a nivel nacional, recintos que han visto un aumento en los casos y en el uso de unidades críticas de pacientes de gravedad.
En este marco, las fiestas clandestinas de Año Nuevo organizadas en el litoral de la Quinta Región han sido objeto de críticas, pues transgredieron las normas sanitarias preventivas. “Es importante que la población tome conciencia de la gravedad que significa no respetar las medidas sanitarias. El virus sigue estando presente y la confianza es el peor error”, advierte Karin del Campo, microbióloga y académica de Tecnología Médica de la Universidad San Sebastián.
Las fiestas en espacios cerrados no solo afectan a los asistentes, sino que también a las comunidades donde éstas se realizan, explica la docente. “Estos eventos son doblemente peligrosos y condenables desde el punto de vista sanitario, porque pueden ser evitados. La gente no tiene conciencia de que se trata de circunstancias muy riesgosas, porque basta que solo una persona sea portadora de la enfermedad para generar un gran foco de contagios”.
Pero, ¿Por qué son tan peligrosas? La microbióloga detalla que por la presencia de dos factores, “la música a volumen alto, que provoca que la gente se aproxime para escucharse, promoviendo los contactos estrechos, y el hecho de estar encerrado con más personas, lo que dificulta las condiciones de ventilación y facilita que gotículas con fluidos contaminados entren al organismo de las personas que participan de estas fiestas”.
La sobrevida del virus en objetos inanimados también es otro ítem a considerar. “Las dinámicas e interacciones en estas actividades promueven el compartir vasos, fumar de un mismo cigarro, o tener contacto con una mesa o una pared contaminada y luego llevarse la mano a la cara, boca o superficie ocular, partes del cuerpo por donde el Covid encuentra un vehículo de ingreso”, puntualiza.
A juicio de la especialista, existen otros lugares que presentan un alto riesgo de contagio, pero muchos de ellos son espacios que no pueden ser evitados, como ocurre en el caso del transporte público. “Todos ocupamos estos medios de traslado, por razones lógicas, pero la población sabe que en estos contextos se deben usar elementos de protección personal como mascarillas, escudos faciales y el porte de alcohol gel para lavado de manos. El desafío es educar a esa población que, al margen de toda responsabilidad, se reúne con otras intencionadamente y no respeta estas medidas”, finaliza del Campo.