Detalles de un reglamento que salió con dos años de atraso. Para algunos es el “cambio en salud pública más relevante de la década”. Para otros una regulación laxa pero que “es mejor que nada”. ¿Y la educación al público para que sepa utilizar la nueva información? Las advertencias en los envases ¿modificarán la decisión de compra de las personas?
Desde el próximo año, los alimentos envasados que superen el límite de calorías, sodio, azúcares o grasas saturadas deberán ser rotulados con un hexágono negro con la frase “EXCESO DE”, como advertencia al consumidor de que lleva un nutriente que sobrepasa el máximo permitido. Además se prohibirá la publicidad de estos alimentos que esté dirigida a menores de 14 años y su venta en establecimientos educacionales. Son medidas que forman parte del nuevo Reglamento sobre Etiquetado de Alimentos, que busca advertir acerca del riesgo de consumir en exceso ciertos productos asociados a problemas de salud, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, en constante aumento en Chile.
La Ley sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad fue decretada en 2012, pero el reglamento que fija los parámetros de la ley fue enviado a fines del mes pasado por el Ejecutivo a la Contraloría para su aprobación. Eso es tres años después de que su ley de origen entró en vigencia.
Chile es el sexto país con mayor tasa de obesidad infantil dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El Subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, ha dicho que “la obesidad en Chile es una urgencia sanitaria, que requiere una intervención urgente y gran parte de este reglamento está abocado a eso”.
Un diagnóstico similar realiza Samuel Durán, presidente del Colegio de Nutricionistas, quien señala que la normativa “era absolutamente necesaria debido al perfil epidemiológico nutricional de nuestro país. La mitad de los escolares está con sobrepeso u obesidad”. No obstante Durán tiene algunos reparos. “Nuestro país se ha demorado muchísimo en elaborar este reglamento. De hecho debió estar listo hace 3 años”.
Esta normativa no ha estado exenta de polémicas. Uno de los principales puntos de desencuentro fue los límites de nutrientes: eran muy estrictos o no eran los adecuados. Otra disputa fue qué medida utilizar: la porción o los 100 gramos. Al final se eligió esta última opción. El presidente del Colegio de Nutricionistas explica que esto se debe a que “en algún momento este tema se va a regular mundialmente, entonces al optar por los 100 gramos los países podrán regular de forma conjunta los puntos de corte”. Sin embargo, gran parte de la industria no está de acuerdo con esto porque considera que va a confundir a los consumidores, debido a que gran parte de los alimentos tiene porciones diferentes a los 100 gramos.
Pese a las polémicas, el reglamento ha sido acogido, en general, de forma positiva pero con matices. Algunos hablan de los grandes aportes que tendrá esta nueva regulación, como el presidente de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez. Señaló que este reglamento es “probablemente el cambio en salud pública más relevante al que hemos asistido en las últimas décadas y va a impactar de manera positiva en la salud y los hábitos, particularmente de los niños y niñas”. Otros, como el presidente del Colegio de Nutricionistas, apuntan a la necesidad de regular esta materia aunque el resultado no sea suficientemente estricto. “Es mejor tener un reglamento laxo a no tener uno. Es mejor esto que nada”, resume Samuel Durán.
El dirigente, quien además es académico de la Universidad San Sebastián, explica los alcances del nuevo Reglamento de Etiquetado de Alimentos:
– El primer punto que plantea el nuevo reglamento es la venta de alimentos con “exceso de” dentro de los colegios. ¿En la práctica que significará?
En primer lugar esto se debe a que los estudios indican que los niños llevan entre 500 y 1.000 pesos diarios a las escuelas públicas. En las privadas debe ser una cantidad aún mayor. Por eso es importante regular qué se vende dentro de los colegios, porque lo que los estudiantes compran ahí son bebidas, papas fritas, galletas y snacks. Regular la oferta es importante porque actualmente los niños y las niñas no comen cosas saludables. Pero la comunidad educativa también debe regular lo que está ocurriendo fuera de los colegios y con las ventas internas, porque lo típico es que se vendan completos para la gira de estudios o que algunos administrativos lleven cosas para ofrecer a los estudiantes. Por otro lado, las intervenciones exitosas en los colegios se deben a que se han realizado convenios con los alcaldes para que ellos frenen la venta de los comerciantes ambulantes a través de las rejas de los colegios, pero eso en la ley no está contemplado. Va a tener que haber voluntad de la comunidad escolar. Finalmente, como el producto afectado por el reglamento se definió por el envase, varios otros quedaron afuera. Es el caso de las sopaipillas. No puedes regular su venta porque no están empaquetadas. Puedes prohibir que vendan papas fritas envasadas pero no un completo. Eso tiene que regularlo la comunidad educativa.
– Además el reglamento prohíbe la publicidad de alimentos con “exceso de” dirigidos a menores de 14 años. ¿Esto cómo va a cambiar lo que hacen las empresas?
El punto aquí es que casi todos los alimentos destinados a este grupo no van a poder anunciarse. Las bebidas, los helados, los snacks dulces y salados, casi todos tienen exceso de sodio o azúcar, por lo que pocos alimentos van a poder ser difundidos. Esto va a generar un cambio. Ya lo vemos en algunas bebidas, en su imagen. Coca Cola hizo un cambio de imagen súper fuerte y equiparó sus cuatro bebidas. Antes tenía a Coca Cola como primera opción y luego las alternativas, pero ahora quiere que todas estén al mismo nivel.
– El reglamento también determina que los alimentos con “exceso de” deberán ser rotulados para que sean identificados. Sobre esto el senador Fulvio Rossi señaló que “es fundamental tener una legislación con un reglamento que establece de manera nítida para cualquier persona cuando un alimento no es saludable”. ¿Es así el tema del etiquetado o debe ser complementado con otras medidas?
Teóricamente esto va a ayudar a que la gente pueda elegir si comprar o no ciertos alimentos, pero si aparecen los productos rotulados con “exceso de” y la gente no ha asociado que estos excesos son dañinos, no le va a decir nada porque generalmente las personas prefieren el precio antes que un alimento saludable. Por un lado está el temor de que si el 90% de los alimentos del supermercado tiene el disco, a las personas les dará lo mismo y no pasará nada. Por otro lado hay quienes dicen que si el 90% está marcado con “exceso de” se va a preferir los alimentos saludables. Yo creo más lo primero. Si no hay educación es probable que las personas no hagan nada.
El problema del sobrepeso y obesidad en los niños y niñas no sólo pasa por lo que comen sino por la cantidad y la calidad de actividad física que realizan. Estos aspectos han sido avalados por los resultados de los últimas pruebas SIMCE de Educación Física realizadas por el Ministerio de Educación, que revelan que sólo el 9% de los estudiantes de octavo básico tiene un nivel satisfactorio en su condición física. Es por eso que el senador Guido Girardi señaló recientemente que enviará durante las próximas semanas una iniciativa que obligue a los colegios a realizar educación física 3 veces a la semana. “Hoy los colegios hacen, si es que, 2 horas de Educación Física, especialmente los municipalizados”, explicó el senador.
Con esta medida nuestro país se acercaría a la recomendación que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS), que plantea que los colegios deberían ofrecer clases diarias de educación física con actividades variadas adaptadas a las necesidades, intereses y capacidades del máximo número de estudiantes, además de actividades extracurriculares.
“Tal como plantea la OMS, más que horas de 90 minutos, lo que hay que hacer son horas de 45 minutos todos los días” explica Nelson Carreño, profesor de la Facultad de Educación Física de la Universidad San Sebastián. El profesional plantea que se necesita hacer un cambio en la metodología de la educación física porque es la misma de hace más de 40 años, esa que está basada en el Test de Cooper, la cantidad de abdominales por minutos y los trotes de 15 o 20 minutos, y apuntar a una mucha más lúdica, con más juegos durante la clase y enfocada en los intereses de los alumnos.
El docente explica que en su experiencia como profesor de colegio, de 30 estudiantes, 15 están con uniforme los días que tienen actividad física, ya sea porque se les quedó en la casa o porque presentaron un justificativo médico. “Para esos niños no es atractivo hacer educación física”, comenta Carreño. “Una tercera sesión es bueno pero nada va a cambiar si nosotros los profesores seguimos haciendo la misma clase de hace 45 años”.
Fuente: Escrito por Bastián Garcés