Los aspectos psicológico, económico y alimenticio son algunos de los afectados por el regreso a la rutina tras meses de descanso. Experto explican cómo afrontar el cambio sin que se transforme en una odisea.
Las vacaciones ya son cosa del pasado y comenzaron las rutinas escolares para niños y adolescentes. Y ante la realidad, una buena forma de enfrentar el año escolar es retomar las rutinas propias del período de colegio, que es un proceso paulatino que ya comenzó en todas las familias.
“Para evitar un quiebre drástico de la rutina veraniega de nuestros hijos, es aconsejable una preparación gradual. Volver lentamente al horario de sueño hasta llegar a lo óptimo que le ayude a levantarse temprano, sentirse bien y estar listo para enfrentar sus aprendizajes”, indica el psicólogo Norman Vera, coordinador de Formación Integral de la Universidad San Sebastián, sede Concepción.
Un aspecto clave y que suele ser motivo de discusiones con los hijos es el uso de dispositivos tecnológicos. El académico enfatiza que es fundamental limitar el tiempo que los niños pasan frente al televisor, computador, tablets o celulares. Las familias deben propender a pasar tiempo juntos, al aire libre y buscar juegos o programas educativos.
Asimismo, los padres deben preocuparse de que sus hijos tengan hábitos que les permitan no solo tener un buen desempeño académico, sino también una vida saludable. Es responsabilidad de los adultos cautelar que duerman las horas adecuadas para su edad, que tengan una alimentación sana y equilibrada, que destinen horas al estudio y también a compartir con la familia.
“Los padres debemos transmitir que el regreso al colegio es la vía para aprender nuevas cosas, una oportunidad de conocer el mundo a través de lo que aprendemos y de construir lazos afectivos con compañeros y profesores”, indica el psicólogo USS.
Pero el regreso a clases no solo implica mayor organización y esfuerzo, sino también gastos propios de este mes. Al pago del permiso de circulación, se debe sumar la compra de útiles y uniformes. Además de la matrícula. Es evidente que cualquier presupuesto familiar se desajusta.
Karin Bravo, académica de Ingeniería Comercial de la USS, dice que el principal consejo es cotizar tanto al comprar como al pedir un crédito. En el caso de los préstamos, plantea que “hay que comparar no solo la tasa de interés, sino que el valor cuota y CAE que termina pagando el cliente. En algunos casos, se producen grandes diferencias principalmente por los gastos operacionales de determinados créditos y los costos, por ejemplo, en seguros asociados”.
Asimismo, “se deben evaluar las alternativas de pago que entregan las tiendas de retail, pues en ocasiones los descuentos van asociados al uso de la tarjeta de crédito de la tienda, sin ser efectiva con otros medíos de pago. Siempre la sugerencia es concentrar la compra en una sola tarjeta, pues así se evita la duplicidad en el pago de comisiones y gastos de administración de las tarjetas utilizadas”.
Otro de los aspectos que preocupa a los papás es la preparación de las colaciones. Los niños exigen que sean ricas, mientras que los adultos deben velar por el aporte nutricional y el precio. “Lo primero que debemos identificar es que la colación no debe contener mensajes de advertencia “alto en…”, indica la nutricionista Solange Martínez, académica de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián.
Recomienda incluir alimentos de granos, idealmente integrales. En el caso de optar por galletas y/o barras de cereal, que sean libres de azúcar. Si es pan debe ser acompañado de vegetales como lechuga o tomate, más quesillo o huevo. “Lo ideal es combinar ingredientes para que el sandwich se vea apetitoso y siempre acompañarlo de agua o jugo natural libre de azúcares“.
No olvidarse de que una buena opción son las frutas de estación, que pueden ir acompañadas de 200 ml. de leche descremada, y frutos secos a los que también se suma un bebestible como jugo natural o una botella de agua.
“Es necesario variar todos los días y aprender a escoger los tipos de cereales que se incorporan al desayuno y/o colación, ya que muchas de las barras de cereales presentan bajo contenido y pobre calidad nutricional de proteínas y grasas y, por lo tanto, su calidad nutricional no es la adecuada a las necesidades del escolar”, advierte.
Reportaje preparado por diario El Sur.