La directora de Integridad, Seguridad y Ética en la Investigación de la USS es la única chilena perteneciente al comité asesor científico de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas de Naciones Unidas (ONU).
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) de Naciones Unidas es una entidad con sede en La Haya, encargada de velar por la implementación de la Convención sobre Armas Químicas, tratado internacional que apunta a prohibir el uso de químicos como armamento en todo el mundo.
Desde el 2020, la Dra. Andrea Leisewitz, directora de Integridad, Seguridad y Ética en la Investigación de la U. San Sebastián, ejerce como vicepresidenta del Consejo Consultivo Científico (SAB) que brinda asesoría especializada en materias de ciencia y tecnología, al Director General de la OPAQ, como a los cuerpos que forman parte de este organismo.
Dada su trayectoria y experticia en materias de ética en investigación, la Dra. Leisewitz es uno de los 25 expertos -y la única chilena- que componen este comité asesor. “El Comité prepara un reporte, como un insumo para la revisión de la operación de la Convención que se revisa cada 5 años”, explica. Adicionalmente, se conforman grupos de trabajo temporales para atender en mayor profundidad asuntos específicos relevantes para la Convención.
En el marco de la 5ta revisión de la implementación de la Convención, el Consejo Consultivo Científico sesionó entre el 15 y el 19 de noviembre pasado. Según indica Andrea Leisewitz, “se presentaron diversos avances científicos y tecnológicos, así como también el trabajo realizado por otras unidades de la OPAQ, entre otros temas, como el estado del grupo de trabajo temporal en Biotoxinas”.
Respecto a su rol en este organismo, la Dra. Leisewitz señala: “El desarrollo de la ciencia, sin duda es un aporte a la humanidad, sin embargo, es un desafío pensar el desarrollo de ésta con otros fines y ser intencionalmente utilizada para hacer daño”.
Dado que Chile, en general, está bastante ajeno a situaciones de ataque con armas químicas, la Dra. Leisewitz considera también necesario “realizar un trabajo importante de difusión en el país de lo que son las buenas prácticas científicas, de la responsabilidad de quienes hacen ciencia y de quienes producen insumos para diversos quehaceres industriales y/o científicos”.
Entre otros avances científicos abordados en el comité, destaca que aquellos que se están realizando para remediar suelos y el ambiente de contaminantes provenientes del uso de armas químicas, “pueden sin duda servir a nuestro país en las zonas donde se realiza actividad minera y donde los contaminantes alcanzan niveles bastante elevados”.
Al respecto, agregó la especialista, “Chile tiene una capacidad científica de alto nivel, una formación muy sólida y que puede realizar contribuciones a nivel global de manera significativa en estas materias. Sería muy interesante colaborar con el Ministerio de Ciencia para orientar recursos hacia estas líneas de desarrollo, así como también comunicar a las industrias pertinentes, buscando alianzas que permitan desarrollos científicos para a futuro realizar una actividad industrial de manera responsable, evitando desastres ecológicos”.
Tal como existe la Convención para la Prohibición de Armas Químicas y la OPAQ, existe también la Convención para la prohibición de Armas Biológicas y Toxínicas, cuya implementación, dice la Dra. Leisewitz, es bastante menor. Es por ello, que se ha solicitado apoyo a miembros del Consejo Consultivo Científico para asesorar al área biológica.
Este año, dado el reconocimiento a la importancia de la mirada científica para abordar los temas de preocupación, la Dra. Leisewitz y otros miembros del SAB fueron invitados a participar de un grupo internacional para elaborar una propuesta de instalación de un comité científico asesor correspondiente a Naciones Unidas. “Creo que es una tremenda oportunidad para el país, la ciencia y la visibilización de Chile como un país que promueve y apoya temas de seguridad desde diversos flancos”.