Angélica Guerrero y su aporte a la ciencia

La directora de Química y Farmacia de la USS Valdivia, Angélica Guerrero, tiene una amplia trayectoria como académica e investigadora, recibiendo en 2012 el Premio Nacional “Alejandro Ángel Escobar”, considerado el galardón científico más relevante en Colombia. Experiencia que hoy transmite a sus estudiantes en temas que la apasionan, en las áreas de Bioquímica, Farmacología y Toxicología Ambiental. 

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La Doctora en Ciencias Biomédicas, Angélica Guerrero, hace dos años está en Valdivia como directora de la carrera de Química y Farmacia de la U. San Sebastián (USS). Con el recuerdo de su arribo esboza alegría en su rostro: “fue emocionante cuando conocí esta hermosa ciudad, ya que sus ríos y vegetación me recordó a Ocaña”, su lugar de nacimiento, ubicado en la región de norte de Santander (Colombia).

La  Dra. Guerrero-Castilla, comenzó un periplo que la alejaría de sus tierras a los 16 años. “En Colombia la escuela obligatoria es de 11 años (…) Mi mamá me dio la opción de estudiar en Cartagena de Indias, y opté por Química y Farmacia, pues me pareció desafiante el nombre de esta carrera que abarcaba para mí dos polos muy distantes: La química que la conocía como una ciencia dura, de complejidades, laboratorios y tubos de ensayo; y la farmacia, con su centro en la salud de las personas. Aprendí que estos dos términos no eran opuestos, y que en la carrera se abordan entrelazados alrededor del concepto medicamento, y supe que ésta era mi vocación”, recuerda.

Asimismo, en su alma máter integró como investigadora, hasta 2014, el grupo de Química Ambiental y Computacional, de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas. “En el año 93 entré a la Universidad y en ese tiempo era más academia que investigación. Sólo había dos o tres investigadores en la Universidad y en mi facultad era incipiente. Ahí conocí a la académica Dra. Bernarda Cuadrado, médico, dedicada a la microbiología clínica y de los alimentos”, quien fue su referente, al marcar su quehacer profesional.

Ello la llevó en el año 2012 a recibir el Premio Nacional “Alejandro Ángel Escobar”, en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, vinculado directamente con su tesis doctoral, y asociada a un equipo de trabajo que analizó los efectos de los contaminantes ambientales derivados de la minería del carbón. “Es significativo ese reconocimiento, bien importante y lo atesoro. (…) Fui la primera doctora graduada por mi mentor, el Profesor Jesús Olivero Verbel, autoridad en el área del Medio Ambiente en Colombia”, relata Angélica Guerrero.

Por dicha experiencia, Guerrero indica que “el impulso que da la Sede Valdivia a la investigación es muy potente, porque hay personas muy cualificadas, y en un corto tiempo ha existido el dinamismo para incorporar infraestructura y aumentar el talento humano, muy diferente a lo que viví en los años 90”.

Vocación por la enseñanza

Y si bien la académica ha tenido formación doctoral, también se ha especializado en Bioquímica Clínica y en Pedagogía para el Aprendizaje Autónomo. “El quehacer en el aula de clases tiene una teoría, que tengo que incorporar en mi quehacer profesional como Académica. Es importante saber cómo se aprende, para poder mediar el proceso de aprendizaje de mis estudiantes”, recalca.

“Soy insistente con mis estudiantes que busquen la reflexión. Cuando uno estudia una carrera, esta hace parte del proyecto de vida que se tiene. Por lo tanto, esta es la principal motivación para aprender, ir adaptándonos y hacer los ajustes necesarios. Si reflexionamos de todo lo que vamos aprendiendo de manera consciente, de cómo avanzamos, se van desarrollando las competencias profesionales y las capacidades propias, finalmente se llega a la meta”, dice.

Guerrero, además divide su tiempo para poder guiar a estudiantes en proceso de tesis, incluyendo en el área de toxicología ambiental. “Uno se podría preguntar qué hace un Químico Farmacéutico mirando temas ambientales; en mi caso, miro el “exposoma”, asiente. “Así como nos exponemos al cigarrillo, también lo hacemos a contaminantes ambientales y otras variables que impactan en nuestra salud, y que constituyen factores de riesgo de enfermedades generadas por el medio ambiente, y ¿qué hacemos para mitigarlo o contrarrestarlo?, ¿qué alternativas existen de acuerdo con la evidencia científica existente?, ¿qué proponemos como política pública?”, pregunta.

“Podríamos establecer algún tipo de terapia para resguardar la salud en las personas que habitan zonas altamente impactadas por contaminantes ambientales” (…) Los efectos que tienen los contaminantes en las poblaciones es un tema transversal, sobre todo por la industrialización y la actividad productiva humana, impactos que se han observado a corto y largo plazo, y que inician a nivel molecular y celular”, remarca.

Dentro del ámbito académico, Angélica ha sido clave en la adjudicación de un Proyecto Erasmus+ de la Unión Europea, entre la USS y la U. de Sevilla, que promueve las ciencias biomédicas, proyecto que comenzó a ejecutarse el mes pasado con clases magistrales en Valdivia del académico Sandro Argüelles, integrante del plantel español. “Este proyecto permitió generar un acuerdo bilateral de movilidad e intercambio de nuestros estudiantes y académicos, que estará vigente hasta el 2027 (…) Hay un intercambio fructífero para ambos, en la sede se extendieron sesiones académicas para 160 estudiantes de carreras de salud, mientras el profesor Argüelles se llevó una muy buena impresión de la Vinculación con el Medio y quiere potenciar aquello en su Universidad”, comenta.

Gremio y desafíos

Asimismo, la profesional recalca que el perfil del Químico Farmacéutico debe estar en sintonía con los desafíos y políticas que emanan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Debe estar dirigido al paciente, desde descubrir un medicamento hasta desarrollarlo, dispensarlo y hacer el seguimiento de sus efectos en la población y en cada individuo”, expresa.

Angélica Guerrero, actualmente, participa del Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile, con quienes comparte anhelos. “Como gremio lo que queremos es precisamente ir reduciendo brechas, un quehacer centrado en el paciente, como en el seguimiento farmacoterapéutico”, sostiene.

“Por ejemplo, los pacientes de APS podrían acceder a la atención del farmacéutico, así como lo hacen a una consulta médica, de manera que, una vez que se prescribe el tratamiento, un profesional Químico Farmacéutico se encargue de realizar el seguimiento farmacoterapéutico de cada paciente, para resguardar la eficacia y seguridad de los medicamentos. De esta manera, se limitarían complicaciones y gastos del sistema de salud, asociados con las mismas terapias”, advierte.

“En el rol del Farmacéutico también es relevante para la implementación de la Medicina de Precisión”, agrega. “La genética del paciente es un aspecto crucial para la instauración de terapias farmacológica eficaces y seguras. Así, la farmacogenética y la farmacogenómica emergen como áreas de especialidad farmacéutica que requieren ser incorporadas a corto plazo en el quehacer clínico y asistencial, tanto en el ámbito hospitalario como en APS”.

A lo anterior, otro aspecto que potencia a la profesión, es la incorporación de las Especialidades Farmacéuticas o Químico-Farmacéuticas, de los prestadores individuales de salud (Decreto 17 del 2017), dentro de las cuales están: Farmacia Clínica, Farmacia Hospitalaria, Laboratorio Clínico, Laboratorio Forense, y Salud Pública. Así, este año 2022, la Corporación Nacional de Certificación de Especialidades Farmacéuticas (CONACEF) fue autorizada por el Ministerio de Salud (MINSAL) como entidad certificadora de las mencionadas especialidades. “Estoy segura de que como han avanzado las especialidades y sub-especialidades médicas, estas cinco líneas farmacéuticas constituyen el puntapié inicial para el fortalecimiento y avance de nuestra profesión”, concluye.

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