En la cuarta versión de los Trabajos de Invierno USS, organizados por la DAE, alumnos de la Universidad San Sebastián de Santiago, refaccionaron una escuela rural ubicada en la comuna de Puchuncaví, Quinta Región.
Bajo la organización de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) de la sede Santiago, un grupo de estudiantes de distintas carreras como Tecnología Médica, Educación Diferencial, Terapia Ocupacional, Medicina, Ingeniería en Minas, entre otras, refaccionaron la infraestructura de la Escuela Rural Básica Pucalán, ubicada en la comuna de Puchuncaví, Quinta Región.
Desde al 13 al 18 de julio, los alumnos participaron de manera entusiasta y comprometida en los dos ejes programados para esta actividad: reparación y mantención del recinto educacional. Es así, que por esto días, la Escuela Rural Básica de Pucalán muestra una fachada completamente renovada, con cuatro bancas nuevas, juegos reparados, sin maleza y con una cancha de fútbol totalmente habilitada, todos trabajos que beneficiarán directamente a 34 niños que asisten a este colegio.
Para Felipe Caro, director de la DAE de Santiago, si bien este trabajo afecta directamente la calidad de vida de los niños de Pucalán, también beneficia a los estudiantes de la Universidad San Sebastián que participan en ellos, ya que ayudan a su formación de profesional integral y fomentan el compañerismo. “El hecho que ellos vivan y convivan durante seis días juntos, les enseña a aprender mucho del otro y les ayuda mucho a su integralidad en la formación que tienen como profesionales. También les sirve para conocer este tipo realidad de localidades rurales, las cuales necesitan profesionales comprometidos y que muchos de ellos podrían asumir el desafío de venirse a trabajar en su profesión en localidades como esta”, sostuvo.
La mayoría de los estudiantes que participaron en los Trabajos de Invierno de 2015, destacan la buena acogida que tuvieron dentro de la comunidad, pero por sobre todo, la reacción de los niños. Así lo detalla Sebastián Devia, estudiante de segundo año de Ingeniería Civil en Minas y que participa por cuarta vez en una experiencia de voluntariado, “la recepción de la gente ha sido muy buena, pero con la gratitud de los niños, nos sentimos pagados. El verlos con una sonrisa en la cara, no tiene precio”.
Para Romina Catalán, alumna de cuarto año de Educación Diferencial, la experiencia es altamente gratificante y recomendable para todos los estudiantes, “se aprende mucho, se conoce a personas muy especiales, se crean buenos lazos de amistad. Todos los trabajos voluntarios han sido distintos y por ende, te entregan una enseñanza diferente, pero a nivel general creo que por lo menos una vez en su vida, todos los estudiantes deberían poder tener la experiencia de participar en trabajos voluntarios”, señaló.