Halloween es uno de los días más esperados del año por los niños. Disfraces, el ambiente festivo y el juego de acceder a golosinas en forma rápida es todo un panorama. A pesar de que resulta complejo controlar el consumo de dulces para la noche de Halloween, sí es posible incentivar en los menores la autorregulación para que esta ingesta no se concentre en un solo día, perjudicando la salud intestinal y bucal.
Constanza Díaz, Magíster en Nutrición en Salud Pública y académica de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, señala que “el principal cuidado que hay que tener es no caer en excesos debido a que se puede provocar un malestar gastrointestinal. Por ende, se recomienda distribuir el consumo de dulces en varios días, siendo fundamental el rol de los padres y cuidadores en su administración”.
La nutricionista indica que hay que estar atento a lo siguiente:
La académica sostiene, además, que antes de ir a buscar dulces, lo recomendable es mantener una alimentación habitual durante el día, sin saltarse las comidas, ya que “así se evita pedir dulces con sensación de hambre y, por ende, un consumo exacerbado de éstos. La especialista además recomienda elaborar recetas fáciles, ricas y rápidas en reemplazo de los dulces, como galletas caseras, queques de zapallo y fantasmas de plátano”.
Por su parte, Karen Niklitschek académica de Odontología, dice que una dieta rica en dulces es altamente “cariogénica” y que se requiere un estricto cepillado de dientes después de su ingesta.
“Una golosina como un caramelo o turrón podría fracturar un diente que esté previamente dañado, ya sea porque tenía caries o por una restauración en malas condiciones (…) Las bacterias presentes en la boca se alimentan de azúcar y producen ácidos que son dañinos para los dientes y mientras mayor sea la ingesta de azúcar, más problemas dentales causará”.