Columna: Una obra de Antoni Gaudí para Chile

A raíz de la posibilidad de que en Chile se construya una obra de Gaudí, el académico del Instituto de Historia de la USS, Gonzalo Larios, analiza su vida y obra.  

Interior Sagrada Familia Barcelona

En 1922, el fraile franciscano chileno Angélico Aranda solicitó a Antoni Gaudí los planos de una capilla para Rancagua, a la que accedió el arquitecto catalán muy afín a la espiritualidad franciscana.

Gonzalo LariosLa correspondencia entre ambos fue descubierta por el arquitecto chileno Christian Matzner que se encontraba estudiando en Barcelona. Desde 1995 recuperó copias de planos y cartas con la explicación del genio catalán. De regreso en Chile, Matzner organizó la Fundación Gaudí de Triana para hacer realidad la que podría ser la única obra de Gaudí construida fuera de España.

El proyecto es una pequeña capilla que lleva el nombre de Nuestra Señora de los Ángeles y se pretende realizar en el Parque Urbano Cataluña de Rancagua, a un kilómetro del centro de esa ciudad. Incluye un centro cultural en el subsuelo y parques que acompañan la obra central que es la capilla, con el sello inconfundible del genial arquitecto.  Se proyecta también una escuela de artes y oficios, considerando la importancia que le dio Gaudí a estas artes en el conjunto de su arquitectura.

Naturaleza y espiritualidad

La obra de Gaudí aparece en el tránsito entre dos siglos, el XIX y el XX, en medio de la aparición del modernismo y el asalto de las vanguardias, sin embargo, trasciende a los estilos en boga. Gaudí creó un estilo muy particular, que se nutre de la tradición cruzando por el eclecticismo, el orientalismo, el historicismo, el simbolismo y el modernismo, entre otros, renovando particularmente el gótico, que en su arquitectura adquirió formas propias muy originales mediante el arco catenario y logrando una arquitectura de formas orgánicas y vegetales fundada en la naturaleza. El arquitecto catalán abandonó las líneas rectas y planas evocando el brotar de la naturaleza. Para él la mejor columna era un árbol, es decir, recibir la inspiración de las estructuras que ofrecía la naturaleza.

Su sello

Antoni Gaudi proveniente de una sencilla familia de caldereros, se formó en años de la reinaxensa, movimiento cultural vinculado al romanticismo que favoreció la identidad catalana. El Mediterráneo y Barcelona son parte del sello de su obra. Su juventud fue bohemia, luego su carácter retraído y pérdidas familiares lo convirtieron en un personaje curioso y solitario. La amistad y el mecenazgo de Eusebio Güell, una de las fortunas de su tiempo, le permitieron desarrollar proyectos de arquitectura hoy emblemáticos en Barcelona.

Su fe religiosa fue profunda y se expresó en el proyecto que lo acompañó desde 1883, la Sagrada Familia, templo a contrapelo de la secularización de la época. Reclama una defensa del sentido cristiano de la vida, ante la indiferencia espiritual del occidente contemporáneo. Dios quiera que la huella de Gaudí, espiritual y arquitectónica logre plasmarse también en Chile.

Gonzalo Larios
Académico del Instituto de Historia
Universidad San Sebastián

 

 

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