Opinión: No demonicemos los videojuegos

Los videojuegos ofrecen interacción directa de los niños con sus pares, estimulan el aprendizaje de nuevos idiomas y el desarrollo de habilidades blandas esenciales para una sociedad sana.

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En medio de la distancia social, asombra la gran capacidad de interacción que muchos niños y jóvenes han mantenido, a pesar del encierro y la ausencia de instancias sociales. Los videojuegos online serían parte de la respuesta ya que les permiten seguir en contacto frecuente, especialmente por el espíritu de competitividad de las generaciones más jóvenes y que pueden desarrollar en estos soportes.

Muchos expertos de la salud ponen el foco en los efectos que genera la alta exposición a las pantallas o la postura frente al computador. Sin embargo, no debemos demonizar a los videojuegos, ya que ofrecen interacción directa de los niños con sus pares, estimulan el aprendizaje de nuevos idiomas y el desarrollo de habilidades blandas esenciales para una sociedad sana.

Debemos mirar diferente a los videojuegos y hacerlos partícipes de una realidad cambiante y desafiante”.

Un reciente estudio de National Literacy Trust (NLT) y la Asociación UK Interactive Entertainment (Ukie) señala que el 79% de los entrevistados -de entre 11 y 16 años- leen grandes cantidades de contenido a través de los videojuegos y un 35% de ellos cree que los videojuegos los hace mejores lectores, mientras que otros señalan que han perfeccionado su dominio del inglés.

Debemos mirar diferente a los videojuegos y hacerlos partícipes de una realidad cambiante y desafiante. La evidencia demuestra la relevancia que tienen para el desarrollo social de los jóvenes y la capacidad que tienen para estimular el trabajo en equipo -tan necesario en la sociedad actual-, ya que la colaboración es uno de los motores principales de estas plataformas.

Isabel Rosemblatt
Académica de Animación Digital
Universidad San Sebastián

 

 

 

 

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