Proyecto FIA-FICr busca mejorar vinos locales del valle de Itata

Proyecto de vinificación en el Valle del Itata finalizó la etapa de pruebas experimentales en terreno, envasando en botella toda la producción.

 

Un hito relevante del Proyecto FIA-FICr, liderado por el doctor Christian Canales, de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián, sede Concepción, constituye el envasado del vino producido en el marco del Proyecto de Innovación que busca mejorar el proceso de vinificación mediante la aplicación de tecnología enzimática en la etapa de fermentación maloláctica.

La acción, ejecutada por el Grupo de Investigación en Bioingeniería de la Facultad, “fue realizada después de un largo reposo en época fría en el secano interior de la región de Ñuble”, cuenta Canales. La intervención se realiza con productores del Valle del Itata.

“El proyecto se encuentra en las etapas decisivas y con el vino terminado se podrá evaluar el efecto del tratamiento enzimático experimental aplicado”, señala Canales. “La iniciativa es un esfuerzo de investigación académica para apoyar el desarrollo productivo de un valle vitivinícola de alto potencial de crecimiento. La innovación estudiada tiene el mérito de no modificar el reconocido carácter artesanal del vino en una zona que hace años trabaja para lograr producciones en botella, de mejor calidad y precio”, precisa el investigador de la USS Concepción.

“El vino de los pequeños productores beneficiarios es elaborado con métodos de fermentación espontánea, es decir, sin añadir microorganismos de alta productividad, que son de amplio uso en la producción industrial. En su lugar, la producción artesanal aprovecha la capacidad transformadora de las cepas microbianas nativas contenidas en las vides. Este método tradicional campesino genera un vino de gran aceptación por consumidores informados, sin embargo, tiene el inconveniente de hacer que la producción sea excesivamente dependiente de la estacionalidad”, advierte el profesional.

Canales además hace hincapié en que el método origina además vinos de alta variabilidad, dificultando la producción con calidad estándar. Este es el problema que la innovación desarrollada por los investigadores de la FIT-TPC pretende resolver, reemplazando la actividad microbiana por tecnología enzimática durante la fermentación maloláctica, que es la etapa donde se realizan las transformaciones finales con cepas tintas, etapa clave determinante de la calidad final del vino.

“Llegar al envasado implicó arduo trabajo de laboratorio, como aislamiento de microorganismos nativos y obtención de preparados enzimáticos mediante Ingeniería de Bioprocesos”, explica el Dr. Canales. “Se procesó más de 200 litros, que estuvieron en condiciones de guarda en las bodegas de los productores Moscin, Mora Reyes, Piedras del Encanto, Viñas de Neira y Viña San Vicente, logrando 250 botellas. Lo que sigue es la evaluación sensorial de las cualidades organolépticas del producto, evaluación que será realizada por un panel de expertos enólogos y sommeliers, que juzgarán el resultado final”, acota el líder del proyecto FIA-FICr.

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