Efectos de la pandemia: idea de Chile puede reducir la obesidad

Académica USS publicó artículo en Folha de São Paulo, sobre la adaptación en la pandemia del Proyecto Colaborativo de Vinculación con el Medio “Juntos Santiago-USS”, que trabaja con alumnos de enseñanza básica para combatir la obesidad a partir del autocuidado.

Combatendo os efeitos colaterais da pandemia: como uma ideia do Chile pode ajudar a reduzir a obesidade infantil se denomina la nota que Macarena Carranza, académica de Vinculación con el Medio de la Universidad San Sebastián publicó junto a su colega Caorlina Morais en el prestigioso medio de comunicación Folha de São Paulo, y en donde se hace mención al Proyecto Colaborativo de Vinculación con el Medio “Juntos Santiago-USS”, el cual trabaja con alumnos de enseñanza básica para fortalecer la educación del autocuidado.

Si la obesidad infantil ya era uno de los mayores desafíos de salud pública antes de la pandemia (en 2019, más de 338 millones de niños y adolescentes en edad escolar tenían sobrepeso, según la OMS), las restricciones sociales y la degradación económica resultantes de Covid-19 deberían exacerbar la situación.

Estudios recientes muestran que la suspensión de escuelas ha provocado una disminución de la actividad física y un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados entre niños y adolescentes. Ante la pandemia, la Organización Mundial de la Salud aumentó la cantidad de ejercicio físico sugerido para que un individuo se mantenga saludable, de 150 a 300 minutos.

La obesidad infantil también ha crecido en Brasil en las últimas décadas. Según el SUS (Sistema Único de Salud), el 28,1% de los niños entre 5 y 9 años monitoreados por Atención Primaria de Salud en 2019 tenían sobrepeso. De estos, el 13,2% tenía obesidad.

¿Cómo afrontar este problema?

En Brasil, hay avances importantes, como la Guía de Alimentos para la Población Brasileña, que se ha convertido en una referencia mundial. El año pasado, el senador Jaques Wagner (PT-BA) también presentó un proyecto de ley que prohíbe la venta de alimentos y bebidas ultraprocesados en las escuelas.

Santiago, la capital de Chile, ha estado probando el juego como solución. Desde 2017, una competencia amistosa entre escuelas ha animado a niños y adolescentes a adoptar actividades físicas y comer alimentos saludables. 

Chile tiene una de las tasas de obesidad más altas del planeta. Más de la mitad de los niños de Santiago son obesos o tienen sobrepeso, y solo el 20% de los niños chilenos entre 9 y 11 años son físicamente activos. Las familias de bajos ingresos, con menor acceso a alimentos saludables y espacios adecuados para la actividad física, son las más afectadas.

En 2018, la ciudad lanzó el proyecto Juntos Santiago, en el cual clases de alumnos de entre 10 y 12 años participan en una especie de juego de mesa en una plataforma online, en el que visitan puntos turísticos y culturales de la ciudad y participan en concursos para adoptar hábitos más saludables. Los desafíos incluyen juegos colectivos para estimular la actividad física, inclusión de alimentos saludables en las loncheras y propuestas de actividades familiares los fines de semana.

Ver nota completa en Folha de São Paulo

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