Convirtiendo problemas en oportunidades

Para quienes ven el vaso medio lleno, esta es una tierra fértil con oportunidades latentes, enormes, que afectan a millones de personas.

Convirtiendo problemas en oportunidades

Si bien muchas veces se ha declarado que la innovación es el motor de la productividad, yo prefiero la analogía del acelerante en una reacción química. La productividad no depende únicamente de la innovación, pero está comprobado que incrementando el gasto en I+D, los procesos de innovación florecen y traen resultados multiplicadores.

Sergio MajlufAunque esta descripción parece representar sólo procesos económicos, ocurre lo mismo cuando enfrentamos los desafíos sociales. Entonces es evidente que la innovación debe estar al centro de los procesos transformadores que estamos viviendo como país, lo que pone en evidencia los grandes dolores que aquejan a nuestra sociedad. Y estos hoy sobre la mesa, parecen tan claros y evidentes, pero hace un mes parte importante de nuestro país no los veía así.

Ante esto es importante considerar que, en todo proceso de innovación, se inicia y navega por un lapso similar de exploración profunda, buscando a veces desde la etnografía, otras desde investigación formal cuantitativa, pero siempre desde la empatía, descubrir los insights, hallazgos que ponen en evidencia el problema correcto.

Para quienes ven el vaso medio lleno, esta es una tierra fértil con oportunidades latentes, enormes, que afectan a millones de personas, esperando que los emprendedores (desde el Estado, desde el mundo civil, desde la academia y desde la industria también) salten a resolverlos. Y ahora, como sabemos cuáles son los problemas correctos, gran parte del camino ya está recorrido, y todos ellos pueden empezar a concentrarse en pilotear las múltiples alternativas de solución.

La innovación debe estar al centro de los procesos transformadores que estamos viviendo como país, lo que pone en evidencia los grandes dolores que aquejan a nuestra sociedad.

Einstein decía que, si tuviera sólo una hora para resolver un problema, destinaría 59 minutos a definirlo, y uno a resolverlo. El “estallido social” ha puesto el foco de luz inequívocamente en los problemas más importantes.

La innovación nace, vive y crece en el mundo de la solución, no en el mundo de las ideas. Y algo que tenemos a mano hoy, a diferencia de sólo una década atrás, es una capacidad tecnológica inmensa. El teletrabajo es hoy una opción incuestionable, la producción distribuida es un plan B interesante cuando el transporte, la movilidad y la distribución en general se ven afectada en tiempos como este. La transformación digital que todas las industrias deben vivir abre más oportunidades que desafíos, y eso nos obliga también a cambiar nuestra actitud hacia la tecnología.

Si bien hasta hace poco podíamos subsistir aun mirando lo digital como un extra, hoy veo poco espacio para salir adelante, si no lo hacemos integrando la tecnología desde lo medular. Esto, por cierto, no significa digitalizar todo (en nuestro país, por ejemplo, el voto electrónico no resuelve problemáticas grandes ni aporta más que el riesgo que trae consigo), pero ya no hay espacio para mirar al mundo digital como un extra a la función principal.

Sergio Majluf Jadue
Director General de Innovación, Emprendimiento y Empleabilidad
Universidad San Sebastian

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