Reportan grave contaminación de microplásticos en costas de la región del Biobío

Grupo de científicos develó alta abundancia de residuos de microplásticos que tienen las playas de Dichato, Coliumo, Penco, Tomé y la desembocadura del Biobío.

 

Un proyecto de investigación Fondecyt asociado a la Universidad San Sebastián y publicado en la revista científica internacional Marine Pollution Bulleti develó la alta abundancia de residuos plásticos que tienen las playas de seis lugares de la región del Biobío: Dichato, Coliumo, Penco, desembocadura del río Biobío y sectores de Bellavista y El Morro de Tomé.

Entre el grupo de científicos estuvo la Dra. Karla Pozo, investigadora y académica de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad San Sebastián, quien midió los fragmentos de partículas de plástico en tres zonas de las playas durante la primavera de 2017 y verano de 2018. “Todas las playas de la región presentaban altos niveles de plásticos, los cuales se concentran en el verano, producto del aumento de turistas, en particular, en las zonas altas de la playa, lugares donde se asientan los veraneantes”, explica.

La científica USS también investigó los contenidos estomacales de seis especies de peces de importancia comercial en la región del Biobío. Los animales fueron divididos en dos grupos: peces pelágicos (jurel, sardina y merluza) y peces costeros (róbalo patagónico, jerguilla y pejerrey). Los resultados obtenidos indicaron que “las especies de la costa muestran una mayor presencia de microfibras de plástico (71%) en comparación con las especies oceánicas (29%), siendo un riesgo de exposición para la población, en caso de consumo”, se lee en el texto.

Menos de 5 milímetros

La académica dice que los microplásticos “son pequeños fragmentos de plástico de un tamaño menor a 5 milímetros, los cuales fueron generados por la degradación de residuos sólidos como botellas, bolsas, ente otros”.

La particularidad de estos microplásticos es que se esparcen por el mar, el viento e incluso llegan a mezclarse con la arena de la playa. “Por tanto, podríamos ingerirlos mientras comemos mariscos, inhalamos el aire o, incluso, cuando consumimos alimentos envueltos en envases plásticos”, puntualiza la docente USS.

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