Metodologías innovadoras en aula

Desorganizar las salas, planificar con material didáctico, realizar clases al aire libre, utilizar más apoyo audiovisual, dejar las pruebas escritas de lado y evaluar a través de otros medios son algunas de las tendencias.

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Aprender de manera diferente es una necesidad de las generaciones de estudiantes tanto actuales como venideras, no solo porque tienen acceso a un mundo globalizado, sino porque dentro de la sala de clases hay multiplicidad de estilos de aprendizaje, una variada combinación de estilos de inteligencia y un potencial creativo sin cuantificar. El método expositivo de enseñanza, en que el estudiante es un ser oyente-pasivo en la sala de clases ya es cuento viejo. La clase en definitiva, no debe estar centrada en el docente, pues eso no permite participación activa y el desarrollo de habilidades sociales y colaborativas de los estudiantes.

Javiera HernándezLas necesidades están focalizadas en el trabajo constructivo para cualquier contenido que se deba enseñar. Esto implica generar trabajo colaborativo, el cual se consigue realizando distinciones desde el clima en el aula, establecer intenciones de diálogo, reflexión y que los estudiantes sean conscientes de que son constructores de su propio conocimiento. Por tanto, en este contexto el docente se transforma en un mediador que es capaz de motivar al grupo y supervisar que el aprendizaje se esté cumpliendo.

En términos concretos, para que se provoque el real aprendizaje se necesitan nuevas formas de hacer la clase. Algunas de ellas ya han sido propuestas en encuentros docentes y otras quedan por descubrir. No hay que olvidar que en el proceso de aplicar metodologías hay que saber utilizar la creatividad y poner en marcha una innovación dentro de la sala.

La clase no debe estar centrada en el docente, pues eso no permite participación activa y el desarrollo de habilidades sociales y colaborativas de los estudiantes.

Pero, ¿por dónde partir? ¿Cómo hacer de las clases un momento de retroalimentación continuo? La respuesta no sólo se encuentra en lo que se ha hecho hasta ahora, sino que lograr desarmar el paradigma de la educación tradicional. Desorganizar las salas, planificar con material didáctico, realizar clases al aire libre, utilizar más apoyo audiovisual, dejar las pruebas escritas de lado y evaluar a través de otros medios que pueden llegar a ser más valiosos y objetivos que la evaluación a la que estamos acostumbrados.

Bajo la nueva mirada educativa y el escenario competitivo, lo indispensable es incorporar un resultado de aprendizaje en los estudiantes. Esto implica, como educadores, captar los diversos estilos de aprendizaje y el potencial que hay en cada estudiante para planificar la clase en armonía pedagógica y lograr el ensamblaje de alumno-método de forma consistente. Ser capaces de sincronizar lo que se espera que aprendan los alumnos, las técnicas de enseñanza y la forma en que evaluamos el conocimiento. Sin duda, el más bonito desafío que hoy tiene la educación chilena.

Javiera Hernández Fernández
Psicóloga y coordinadora de Formación Integral
Universidad San Sebastián

Vea la columna en diario Concepción.

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