La ciencia más allá del Ministerio

Resulta fundamental generar una amplia discusión sobre los desafíos que tenemos en ciencia y tecnología, qué áreas se deben privilegiar y de dónde deben provenir los recursos.

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Existe consenso a nivel nacional sobre la impostergable necesidad de aumentar la inversión en ciencia. Nadie discute que el país enfrentará de mejor manera la llamada cuarta revolución industrial y la masificación de las máquinas inteligentes en la medida que destine mayores recursos a la investigación e innovación.

fernando_quirogaSabido es que en este ámbito nuestras cifras son preocupantes. Chile tiene 455 investigadores dedicados a la investigación y al desarrollo por cada millón de personas. En países como Alemania y Estados Unidos esta cifra sobrepasa los cuatro mil por cada millón de habitantes, de acuerdo a datos del Banco Mundial. A nivel de inversión en ciencia, Chile aparece en el penúltimo lugar de los países de la OCDE con solo el 0,36% del Producto Interno Bruto, siete veces menos que el promedio de esta organización que asciende a 2,4%.

Las estadísticas nos muestran una compleja realidad. Estamos muy lejos de poder compararnos con sociedades desarrolladas que han transformado el conocimiento y el capital humano en ejes prioritarios de su desarrollo.

Es necesario ir progresivamente incrementando los recursos destinados a la investigación y a la formación de capital humano avanzado.

La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, que aún se discute en el Parlamento, constituye un paso importante para institucionalizar el tema, mas no es suficiente. Resulta fundamental generar una amplia discusión sobre los desafíos que tenemos en este ámbito, qué áreas se deben privilegiar y de dónde deben provenir los recursos.

Nuestro país, a pesar de los significativos avances experimentados en las últimas décadas, enfrenta aún profundas inequidades. Chilenos todavía viven en condiciones de indigencia, otros sufren a diario la falta de acceso a una salud digna y muchos adultos mayores sobreviven con pensiones paupérrimas. Sólo en Educación se requiere aumentar la inversión, sobre todo en los primeros años, para eliminar las amplias brechas de calidad que afectan el desarrollo de cientos de miles de niños que ven disminuidas sus oportunidades de ingresar a la Educación Superior. En este último sector, tenemos problemas de financiamiento estudiantil e institucional que requieren ser abordados.

Es fundamental generar alianzas entre distintas organizaciones, descentralizar los recursos, vincular la ciencia con el sector productivo, sacar el máximo provecho  de la capacidad instalada y definir áreas prioritarias.

¿Todas esas urgencias implican que la inversión en ciencia se debe postergar? De ninguna manera. Si pretendemos aumentar nuestra productividad y dejar de ser una economía basada solo en commodities, es necesario ir progresivamente incrementando los recursos destinados a la investigación y a la formación de capital humano avanzado.

No obstante, todo aquello se debe hacer teniendo un norte claro y cautelando el buen uso de los recursos. Genera preocupación, por ejemplo, que muchos doctores que estudiaron en prestigiosas universidades extranjeras, gracias al esfuerzo del país, hoy no tengan dónde aplicar sus conocimientos en Chile.

El país debe fijar una senda que involucre al sector público, a las universidades y también a las empresas privadas. En los países desarrollados, el sector privado cumple un rol relevante en la generación de conocimiento, lo que se debe emular en sociedades como la nuestra. Asimismo, es fundamental generar alianzas entre distintas organizaciones, descentralizar los recursos, vincular la ciencia con el sector productivo, sacar el máximo provecho  de la capacidad instalada y definir áreas prioritarias. Más allá de lo importante de crear una institucionalidad e incrementar la inversión, es necesario abordar el fomento de la ciencia como un tema país y de manera integral.

Fernando Quiroga Dubournais
Vicerrector Sede Concepción
Universidad San Sebastián

Vea la columna en diario El Sur

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