El desafío que no puede esperar

Debemos disminuir la fuga de talentos hacia la capital, factor que durante décadas ha representado un duro golpe al genuino proceso de renovación de rostros, de ideas y de líderes locales.

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¿Cuál será el perfil de los profesionales y técnicos de la región del Biobío en 15 años más? ¿En qué rubros deberán desenvolverse y aportar con sus fortalezas y conocimientos? ¿Cómo se integrarán esas habilidades con los objetivos de desarrollo humano y económico que nuestra Región del Biobío se ha propuesto para las siguientes décadas?

Los cambios que está experimentando nuestro país y nuestra Región, no solo a nivel cultural, sino también socioeconómico, político e identitario son evidentes en prácticamente todos los ámbitos del quehacer cotidiano y representan uno de los grandes desafíos para quienes hoy se están formando precisamente para administrar esas nuevas realidades.

[Una de las tareas más urgentes para los nuevos liderazgos regionales es detectar las grandes causas comunes y aunar los esfuerzos para gestionar las respuestas a las necesidades y anhelos que de estas causas se desprenden.]

El compromiso de formar personas con la capacidad para liderar esos procesos de manera exitosa se convierte entonces en una de las tareas primordiales. Es el llamado al que estamos convocados todos quienes tenemos en nuestras manos la gran responsabilidad de entregar a nuestros jóvenes las herramientas cognitivas y aptitudinales para desempeñarse en los más diversos frentes, pero por sobre todo para liderar esos cambios.

Una de las tareas más urgentes para los nuevos liderazgos regionales es detectar las grandes causas comunes –el dónde queremos estar y cómo queremos vernos como Región– y aunar los esfuerzos para gestionar las respuestas a las necesidades y anhelos que de estas causas se desprenden. En tal sentido, los cambios geopolíticos y administrativos que representa la reciente creación de la Región de Nuble, refrescan las opciones para que Biobío renueve su destacada posición en el concierto nacional en su rol de referente.

[La formación más allá de lo disciplinar es otra área en que las instituciones de Educación Superior estamos llamadas a aportar de manera gravitante en este proceso.]

El éxito de esta tarea dependerá, en gran medida, de los esfuerzos que como instituciones regionales hagamos para disminuir la fuga de talentos desde nuestra Región hacia la capital, factor que durante décadas ha representado un duro golpe al genuino proceso de renovación de rostros, de ideas y de líderes locales. Igual relevancia tiene el trabajo que como entidades locales hagamos en torno a la asociatividad como eje fundamental del empeño colaborativo, sustituyendo de esta forma al relacionamiento meramente protocolar.

La formación más allá de lo disciplinar es otra área en que las instituciones de Educación Superior estamos llamadas a aportar de manera gravitante en este proceso. Los líderes del mañana deben ser personas íntegras, permanentes defensores de los valores universales que encarnan los proyectos educativos de las instituciones en las que se han formado, y en plena sintonía con los desafíos y oportunidades que les ofrezca el entorno en el que se desenvolverán a diario. Esa es la forma en la que esperamos contribuir directamente al desarrollo de nuestra región del Biobío, del país y al porvenir de sus habitantes.

Fernando Quiroga Dubournais
Vicerrector sede Concepción
Universidad San Sebastián

Vea la columna en diario El Sur

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